Andy Warhol, probablemente el artista más famoso del siglo XX, exploró todos los medios de la producción cultural, dejándonos un increíble legado artístico. Aunque ampliamente conocido por las imágenes serigrafiadas de los años sesenta extraídas de la vida diaria norteamericana y por los iconos de Hollywood, que tomó de los medios de comunicación, Warhol también hizo contribuciones fundamentales en muchos otros ámbitos que son hoy en día verdaderos puntos de referencia. Exploró los campos de la cinematografía, la fotografía, el vídeo y la televisión, y publicó sus propios libros, así como la revista Interview. Cambió el concepto de lo artístico y creó The Factory, una fábrica de trabajadores del arte en la que se podían producir obras como en una cadena de montaje; el propio Warhol afirmaba: "la razón por la que pinto de esta manera es que quiero ser una máquina, y siento que siempre he querido serIo". En The Factory, diferentes "artistas" participaban en el proceso creativo (incluyendo a su propia madre, Julia Warhola), con lo que Warhol consiguió poner en tela de juicio la unicidad de la obra de arte y disolver el concepto de autor.
Pero ¿y si hablamos de su personalidad? Entonces tendríamos que hablar de Andrew Warhola, hijo de inmigrantes checoslovacos, un introvertido adolescente con problemas de comunicación, una persona que se mostró en todo momento incapaz de aceptar su propio aspecto (llevaba gafas gruesas y padecía una alopecia precoz). Con el paso de los años la insatisfacción por su físico no disminuyó, al contario. A partir de 1950 empezó a poner remedio a su calvicie adoptando una peluca que de rubia, pasó a ser blanca para acabar plateada y en 1957 sometió su nariz a una operación de cirugía estética (con resultados poco afortunados por cierto). Formó un personaje de sí mismo y supo venderse mejor que nadie (sobretodo en los inicios, cuando hacía falta). No en vano comenzó su carrera como brillante ilustrador publicitario.
Quizás sean precisamente esos rasgos tan marcados de la personalidad de Warhol los que provocaron al genio y le llevaron a crear, entre otras, las que son seguramente sus obras más excéntricas: las Oxidations, vulgarmente conocidas como piss paintings (pinturas meadas). Para llevar a cabo tales creaciones, Warhol pedía a la gente que visitaba su estudio que orinara sobre unos lienzos cubiertos con pigmentos metálicos de cobre. Éste fue otro proyecto al estilo Factory, pues requería la participación de quienes rodeaban al artista. Se dice que el artista hacía beber a sus "colaboradores" una marca concreta de cerveza mejicana, pues los efectos que más tarde producía sobre el lienzo le gustaban especialmente.
Warhol es, sin duda, el mito ambiguo y acomplejado del arte moderno, el genio de lo mundano, el mago de la basura.
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