jueves, 19 de abril de 2007

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La red nos hará libres

Si atendemos a lo que ha sido la música estos últimos 50 años y en términos generales, podríamos hacer la siguiente diferenciación: entre 1954 y 1956 surge el rock'n'roll, entre 1963 y 1965, el pop, el soul, el rock, el folk y la vanguardia; y entre 1975 y 1977, el punk, el disco, el heavy metal y el hip hop. La falta de perspectiva histórica quizás nos impide asegurar otra eclosión similar entre 1990 y 1992 pero es cierto que a principios de los 90 suceden hechos importantes. Surgen nuevas tendencias como el grunge en Seattle, el brit pop en Londres, el trip hop en Bristol, el noise en Nueva York o el pop combinado con acid house en Manchester. Además, coincide con un importante cambio histórico. Así como el rock'n'roll está relacionado con la llegada de la sociedad de consumo y el punk o el hip hop con la primera gran crisis económica del mundo occidental desde 1929, los primeros 90 están marcados por la caída del comunismo en Europa del Este, la popularización de internet y el proceso de globalización.
También cambian otras cosas: en contraposición al estilo impersonal y la prevalencia comercial de la música que se hace en los 80, por primera vez desde hace bastante tiempo vuelven a coincidir calidad y ventas. Es decir, lo más popular es también lo más interesante del panorama musical. Buenos ejemplos son Nirvana (en 1991 arrasan con su increíble Smells Like Teen Spirit) o Blur (no volverían a alcanzar el listón marcado por Parklife en 1994).

La segunda mitad de los 90 se vuelve de nuevo más comercial, como lo fueron los mencionados 80 y aparecen las pseudo bandas de 4 chicos/as guapísimos/as que bailan muy bien pero poca cosa más. La música es sólo un producto con el que enriquecerse vendiendo sólo imagen. En el 2003 el mercado estaba dominado por 4 empresas: Universal, BMG-Sony, EMI y Warner. Ninguna de ellas son entidades especializadas en música y a lo único que se dedican es a suprimir músicos de sus nóminas y reforzar sus departamentos de marketing para vender a toda costa.


Nuestra única esperanza: internet y el top manta. Internet acabará democratizando la música y el top manta acelerará el proceso. El acceso de todos nosotros a cualquier tipo de música hará (de hecho ya lo está haciendo) que las bandas surjan por sí mismas, por su calidad y no por el apoyo mediático de la discográfica que toque en ese momento. El caso más claro de este fenómeno es el de Artic Monkeys que, tras darse a conocer a través de Internet, batieron todos los récords en el Reino Unido al vender 360.000 copias de su debut, Whatever People Say I Am, Thats What I’m Not en sólo una semana. Sí, ya lo sé, las discográficas seguirán forrándose pero por lo menos seremos nosotros quienes decidamos con qué producto pueden enriquecerse y evitaremos así el continuo bombardeo al que nos someten con el "producto musical" de turno.
En fin, mi optimismo también me hace libre...



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